Las abejas son insectos que pertenecen al orden Hymenoptera y a la superfamilia Apoidea. Son conocidos por su importancia en la polinización de las plantas y en la producción de miel, cera y otras sustancias. Existen más de 20.000 especies de abejas, siendo la especie más conocida la Apis mellifera, encargada de producir la miel que consumimos. Las abejas viven en colmenas organizadas que consisten en una reina, zánganos y obreras. La reina es la única hembra reproductora y es la encargada de poner los huevos que darán lugar a todos los miembros de la colmena. Los zánganos son machos y su única función es fertilizar a la reina. Las obreras son las abejas estériles que trabajan en las colmenas, recolectando néctar y polen, construyendo y cuidando el nido, alimentando las larvas y protegiendo la colmena. Las abejas son importantes polinizadores de plantas. Producen miel, un alimento dulce y nutritivo, y cera, que se utiliza en diversas aplicaciones como velas, cosmética y farmacéutica. Además de estos dos productos, las abejas también producen propóleos, una sustancia resinosa que obtienen las abejas a través de la recolección de resinas de la flora; jalea real, una secreción de abeja utilizada en la nutrición de larvas y reinas adultas, y polen, una mezcla de diferentes pólenes de flores, néctares y secreciones salivales de abejas. Todos estos productos tienen muchos beneficios para la salud. Sin embargo, las poblaciones de abejas se han visto afectadas negativamente por una serie de factores que incluyen enfermedades, pesticidas, pérdida de hábitat y cambio climático. Estas disminuciones son preocupantes, ya que las abejas juegan un papel importante en la producción de alimentos y en el mantenimiento de la biodiversidad. Es importante que las personas tomen medidas para proteger a las abejas y su hábitat para garantizar su supervivencia y la continuidad de sus importantes servicios ecosistémicos.